jueves, 31 de mayo de 2012

La Penicilina un antibiótico que revoluciono la medicina moderna.



El bacteriólogo británico
 Alexander Fleming debe su fama al descubrimiento de la penicilina, un antibiótico que revolucionó la medicina moderna. La utilización de esta sustancia permitió tratar muchas enfermedades que, hasta bien entrado el siglo XX, se consideraban incurables.



                               

La penicilina comenzó a utilizarse de forma masiva durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945),  cuando se hizo evidente su valor terapéutico. 





Desde entonces, se ha utilizado con gran eficacia en el tratamiento contra gran número de gérmenes infecciosos, especialmente bacterias del tipo coco. En este sentido, se ha mostrado sumamente útil para combatir enfermedades como la gonorrea y la sífilis.




1.- http://es.wikipedia.org/wiki/Staphylococcus_aureus. Primera bacteria con la que Fleming comprobó la eficacia de la penicilina como antibiótico.







2.- Cultivo de bacterias en una placa de Petri en la cual se comprueba la acción de un antibiótico. Se aprecian claramente  los halos transparentes en los que no crecen las bacterias porque el antibiótico impide su desarrollo. 

Alexander continuó trabajando con él hasta 1934, año en que abandonó su estudio para dedicarse a las sulfamidas (otro tipo de antibiótico). Por otra parte, la comunidad científica creyó que la penicilina sólo sería útil para tratar infecciones banales y por ello no le prestó demasiada atención.
Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial  el antibiótico despertó el interés de los investigadores estadounidenses quienes intentaban emular a la medicina militar alemana que ya disponía de las sulfamidas para combatir las infecciones de los soldados heridos en combate. 

En realidad, la Penicilina inició la era de los antibióticos: unas sustancias que han permitido aumentar la  esperanza de vida en prácticamente todo el mundo. De hecho, el modelo para producir en la actualidad los  antibióticos procede del que se usó con la penicilina. 
La  simplicidad del núcleo de la estructura de esta sustancia, así como la facilidad para modificar su composición química, ha hecho posible que en la actualidad se disponga de numerosas penicilinas semisintéticas o sintéticas.


http://es.wikipedia.org/wiki/Penicillium

El hongo Penicillium
,
 que produce la penicilina, creciendo en agar.

En 1940, poco después de que comenzara la Segunda Guerra Mundial, Ernst Chain Edward Abraham de la Universidad de Oxford descubrieron la estructura química exacta de la penicilina y hallaron un modo de aislarla y purificarla. Así, lo que solamente era una curiosidad científica se transformó rápidamente en una gran industria. El nuevo fármaco, que inició su andadura como penicilina G o bencilpenicilina, resultó ser de excepcional eficacia y bajísima toxicidad para el tratamiento y prevención de la gonorrea, la sífilis (desplazando finalmente al Salvarsán), la meningitis, la neumonía, la sepsis infantil, el tétanos, la gangrena y casi toda clase de infecciones producidas por heridas. Con la Segunda Guerra Mundial en marcha, no faltaban heridas de todas clases, y en 1944 ya se estaba produciendo penicilina suficiente para atender a todos los ejércitos aliados occidentales. Fleming, Florey y Chain recibieron el premio Nobel de medicina en 1945.




La penicilina tiene una bajísima toxicidad, pero en un 10% de los pacientes puede producir alergias y en ocasiones la muerte por shock anafiláctico. Descontando este problema, durante décadas no tuvo parangón y surgieron un montón de variantes mejores para esto o aquello, conocidas genéricamente como penicilinas. A partir de los años ’70 surgieron las penicilinas sintéticas, producidas de manera completamente artificial (o sea, sin tener que andar trasteando con los hongos), que permiten una diversidad de fórmulas mayor. En la actualidad, los antibióticos primarios siguen siendo penicilinas, como la amoxicilina o la cloxacilina. Una alternativa a las penicilinas, que sigue el mismo principio pero se origina en un hongo de las alcantarillas sardas, son las cefalosporinas.